jueves, 22 de noviembre de 2018
LA ILUSTRACIÓN 1720-1790
El movimiento ilustrado1 surgió en la Europa del siglo XVIII como una forma de entender el mundo, la existencia y la sociedad, que no derivaba de los textos sagrados ni de la «tradición» sino que quería constituirse como alternativa a éstos, al «iluminar» las sociedades europeas para que abandonaran definitivamente la ignorancia y la superstición y se basaran en ideas racionalesAunque la Ilustración «no fue una doctrina o un sistema filosófico, sino un movimiento intelectual heterogéneo», los ilustrados compartieron una serie de principios, actitudes y valores estrechamente interrelacionados.3 Así para los ilustrados la razón era el instrumento esencial para alcanzar la verdad por lo que debían ser sometidas a crítica todas las «verdades» (o creencias admitidas) heredadas de la «tradición» (del pasado), especialmente aquéllas que se basaban en los prejuicios, en la ignorancia y en la superstición o en los dogmas religiososEn España el movimiento ilustrado sólo se difundió entre determinadas élites (entre algunos nobles y clérigos, y entre algunos profesionales y miembros acomodados del «estado llano») y, como han señalado Mestre y Pérez García, conviene recordar que «no toda la producción cultural de la decimoséptima centuria merece timbres de Ilustración. Los ilustrados, en realidad, siempre constituyeron una minoría, dinámica e influyente, pero minoría al fin y al cabo. Y, aunque los principios que defendieron llegaron a impregnar toda su época, el censo de los indiferentes, de los tradicionalistas y de los enemigos de las Luces siempre fue mucho más abultado que el de los partidarios del progreso, la razón y la libertad
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario